Oficialmente comienza un nuevo año escolar como nunca antes en la historia, en modalidad a distancia con un lapso de tiempo de un mes para luego continuar presencial. Ciertamente es un nuevo reto, no solo por la pandemia, sino por los distintos factores ambientales y emocionales.
Temporada de huracanes y tormentas adelantada, toque de queda, temblores y sobretodo, la incertidumbre que nos agobia y agota a todos los padres.
No podemos negar que nuestras mentes están cansadas, ansiosas y pensando en si los colegios y escuelas tomaran las medidas de seguridad necesarias para poder garantizar la confianza de que nuestros hijos estarán protegidos de cualquier pandemia. Los protocolos establecidos por las distintas agencias como los CDC y el gobierno local minimizan el riesgo de contagio, sin embargo, todos sabemos que el mayor riesgo viene de aquellos asintomáticos que ingenuamente no saben que tienen el virus y sin querer pueden contagiar a otros tantos.
¿Qué medidas se tomaran para poder identificar a esos asintomáticos? ¿Qué protocolos se activaran en caso de que se identifiquen? ¿No será más segura la educación 100 por ciento a distancia o en línea?
Por otra parte, esto nos lleva a una disyuntiva bastante compleja porque muchos de los padres tienen que trabajar de manera presencial y otros de manera remota. Esto conlleva una inversión adicional en el hogar, si es que hay que contratar a un tutor. Igualmente, para el padre que trabaja remoto, le acompañan otros retos como el balance en el hogar, el cumplir con su trabajo y sus tareas mientras el niño cumple con sus clases online.
Son un sinnúmero de preguntas que aún no tienen una respuesta clara y que nos brinde la seguridad necesaria para confiar en dejar nuestros hijos en las escuelas y colegios. No pretendemos echar culpa al gobierno o al sistema educativo, ciertamente este es un proceso que nunca antes habíamos vivido y todos nos estamos adaptando para poder llevarlo de la mejor manera.
