Exigen que se declare la Educación en Estado de Emergencia por caos en los cursos virtuales

 


(Ponce, Puerto Rico) La doctora Marially González Huertas, levanta la voz de alerta sobre el impacto nefasto que representa para la niñez puertorriqueña un inicio de clases virtual del Departamento de Educación de forma accidentada y que no vela por los derechos de un acceso a la educación equitativos.



“El Departamento de Educación presentó un plan ante la prensa que no responde a la realidad actual ni a las necesidades particulares de nuestros niños y niñas, sus familias, maestros y personal de apoyo.  Ni se diga de las necesidades de la población de Educación Especial y los Talleres de Montessori”, mencionó la Doctora González.  



La psicóloga escolar añadió que “este plan se desvincula de nuestra realidad donde el 58 por ciento de los niños y niñas viven bajo el nivel de pobreza y el 37 por ciento en pobreza extrema.  Es decir, si para estas familias ya era un reto llevar el pan diario a la mesa, su situación se agravó cuando ha habido perdida de hogares por los terremotos y desempleo por la pandemia que atravesamos.”



Por otro lado indicó, que el Departamento de Educación elaboró un plan sin consultar ni buscar el apoyo en las organizaciones municipales las cuales “realmente conocen las necesidades de su municipio y saben donde se necesita la atención inmediata.”



La doctora González Huertas, enfatizó su preocupación sobre la salud socio-emocional de los niños y los jóvenes.  “Sabemos que el panorama esta lleno de retos, más se complica si el desarrollo de las actividades para adaptarnos a este cambio están fuera de la realidad.  Nuestra población infantil del Distrito de Ponce no solo son víctimas de una Pandemia por Covid-19, sino que vienen arrastrando penas tras penas con los terremotos, réplicas y los estragos del Huracán María de los cuales no han podido recuperarse del todo.”



La profesional de la salud mental considera que las instituciones destinadas a velar por el bienestar de la niñez puertorriqueña deben ser sensibles a las necesidades de esta población, proveer la seguridad y estructuras necesarias en vez de tratar de invisibilizar su vulnerabilidad. “Debemos ayudar a levantar una generación saludable que dentro de 15 años no piense en la migración como una solución, sino a educarse y permanecer en un Puerto Rico donde hay un futuro y esperanza.”

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