Fue en el año 2019 cuando en medio de la remodelación de la plaza pública Ramón Frade de León de esta ciudad, que descubrió en el subsuelo un antiguo cementerio con más de 400 osamentas humanas, entre ellas, el de una madre abrazando a su hijo, y otros hallazgos arqueológicos entre los siglos XVII y XIX. Previamente, en el 2016, se habían identificado y documentado los cimientos de un muro construido de canto rodado y cemento primitivo ubicado frente al atrio principal de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción: el primer templo católico de la ciudad.
Ya en las postrimerías de las labores de reconstrucción de la plaza Frade, el alcalde Rolando Ortiz Velázquez informó que luego de labores arqueológicas muy meticulosas y detalladas, la plaza tendrá una sección única en Puerto Rico, donde habrá una reproducción real de cómo se encontró el cementerio, con réplicas al detalle se las osamentas, con un puente en acero inoxidable y cristal, para que los visitantes puedan conocer esta parte de la historia cayeyana.
“Con este hallazgo se abrió una puerta al pasado de nuestra ciudad, particularmente lo relacionado a la antigua tradición de dar cristiana sepultura a las personas en las inmediaciones de las iglesias. Todos los trabajos de reconstrucción los llevamos conforme a la Ley 112, que aplica a los yacimientos arqueológicos, bajo la dirección de la arqueóloga Virginia Rivera, quien tiene una experiencia única en este tipo de trabajos en Puerto Rico”, detalló el Alcalde.
El ingeniero Antonio González, a cargo de la obra, añadió además que que la sección histórica de la plaza Frade tendrá una una simulación de como se encontraron diez escenas de enterramientos, tanto de esclavos africanos, nativos y criollos. “Trabajamos unos moldes de las osamentas, tal como se encontraron. Usamos un material parecido al hueso en su color, forma y peso, tanto de adultos y niños. Será una exhibición permanente única en Puerto Rico, que servirá como atracción turística, religiosa y educativa”. Las osamentas originales se trataron con todo cuidado y documentación, y quedarán debidamente protegidas en una fosa especial en el subsuelo de la plaza.
La arqueóloga Rivera añadió que “entre los siglos XVII y XIX era común que los restos de las personas destacadas o de alto poder adquisitivo de la época se enterraran en el interior de las iglesias o espacios cercanos a ella. Aquí en la plaza Frade encontramos además otras estructuras y restos óseos dispersos de diferentes procedencias, como de África Occidental que llegaron a la isla como esclavos.
“Lo sabemos por la mutilación en su dentadura. Por razones culturales, se limaban los dientes hasta dejarlos con forma cónica. Esta información se complementa además con los archivos parroquiales de nacimientos y fallecimientos”, finalizó.