Tori Bowie, atleta estadounidense y campeona del mundo de 100 metros en 2017, murió el pasado mes de mayo en su domicilio a causa de complicaciones en el parto. El motivo, determinado por el parte de la autopsia desvelado por el medio USA Today Sports este martes 13 de junio, ha zanjado todas las hipótesis que apuntaban al suicidio.
La atleta de 32 años fue hallada muerta en su casa de Orlando, Florida, después de que las autoridades acudieran al domicilio tras una llamada a los servicios sociales. Bowie no había dado señales en varios días, y fue en la visita de control a su gestación cuando encontraron su cadáver en el domicilio.
El informe de la autopsia de la Oficina del Médico Forense del Condado de Orange ha sacado a la luz que la muerte de la atleta, embarazada de ocho meses se produjo por causas naturales al ponerse de parto. El medio agregó que posiblemente habría ocultado a sus familiares que esperaba un hijo.
El resultado de la investigación hace hincapié en que la fallecida pudo sufrir complicaciones respiratorias y eclampsia, un aumento de la presión arterial normalmente derivado en convulsiones. La eclampsia es una complicación rara en partos.
Tori Bowie era una de las grandes velocistas a nivel mundial de la última década. También era la última campeona del mundo de los 100 metros lisos estadounidense. En los Juegos Olímpicos de Río 2016, ganó la plata en los 100 metros lisos por detrás de la jamaicana Elaine Thompson-Herah, triunfo que acompañó con el bronce en los 200 metros y que coronó con el oro en el relevo estadounidense del 4x100m.
Un año después, en el Mundial de 2017 de Londres, se proclamó campeona del mundo de los 100 metros. Además, Bowie también se desenvolvía muy bien en el salto de longitud, en el que se quedó cerca de los siete metros (6,91m de marca personal) y a las puertas del podio en el Mundial de Doha 2019.
