Ariel Torres Meléndez, presidente de la Corporación para la Defensa del Poseedor de Licencia de Armas de Puerto Rico (CODEPOLA), lamentó que los criminales se están ingresando a las iglesias, considerada el espacio social de la fe para cometer fechorías como las ocurridas ayer domingo en una iglesia ubicada en la calle Aguaybaná en Juncos, donde sin mediar palabra, ni razón aparente, un individuo le profirió heridas graves con un arma blanca a la pastora y un feligrés.
“Llevo semanas hablando sobre cómo en eventos dentro de un local, nos estamos olvidando el tema de seguridad, y criminales asechan para robar y en este caso, para poner en peligro la vida de dos seres humanos”, expresó Torres Meléndez.
Advirtió que lo ocurrido en Puerto Rico es el reflejo de lo que está aconteciendo en los Estados Unidos. “Ciertamente, no todas las iglesias o establecimientos tienen la economía para contratar guardias de seguridad en las entradas y estacionamientos y mucha gente se preguntará ¿y teneos que llegar a ese punto? La realidad es que vamos a llegar a ese punto, debemos estar con ese enfoque en mente porque el delincuente sabe que hay una escasez de policías y la incidencia criminal sigue aumentando”, expresó el presidente de CODEPOLA.
Exhortó a las entidades religiosas y cívicas que aglomeran gran cantidad de personas deben de tener mayor conciencia en relación con la seguridad.
Aunque el incidente de ayer domingo ocurrió a plena luz del día, Torres Meléndez señaló que un aspecto que le preocupa es algunos horarios en que finalizan los cultos en algunas iglesias, obviando el riesgo que implica para los feligreses cuando salen rumbo a sus hogares. “Es una cuestión muy personal de cada ciudadano, el velar por su seguridad y mitigar este tipo de salidas hasta altas horas de la noche porque usted no sabe con lo que se va a encontrar, y de ocurrir un incidente, quién lo va a socorrer”, resumió.
Aunque el incidente en Juncos fue de carácter violento y mantiene en estado de cuidado a los heridos, Torres Meléndez recordó que no es el único incidente dentro de las iglesias o sus alrededores.
En diciembre de 2017, bajo amenaza e intimidación despojaron a los feligreses de sus pertenencias y se robaron efectivo producto de la ofrenda recogida a los miembros de la Iglesia Adventista ubicado en el callejón Feliciano del barrio Camaseyes, en Aguadilla.
El 20 de marzo de 2019, la policía reportó el asalto de tres individuos con armas largas que amenazaron e intimidaron a varios feligreses que se encontraban en el interior de Iglesia Adventista ubicada en la avenida Campo Rico, urbanización Country Club en Río Piedras.
El 21 de febrero del 2021, una persona que forzó las puertas de una iglesia católica en Rincón fue acusada por los delitos de daños agravados y agresión menos grave.
En noviembre de 2021, fueron cuatro los actos de vandalismo registrados en un período de 48 horas contra varias iglesias del área este del país, incluyendo la catedral Santiago Apóstol, de Fajardo, donde se suscitó uno de los incidentes, que incluyeron el robo de estatuas y grafiti con la palabra “diablo” en las entradas laterales y frontales.
El 27 de febrero de 2022, un ex pelotero de Grandes Ligas fue por tomar como rehenes a los feligreses, amenazarlos de muerte y obligarlos a arrodillarse en iglesia Los Mormones ubicada en la calle 9 de la Urbanización Costa Brava de Isabela.
El 3 de junio de 2022, dos individuos irrumpieron en la Iglesia Ciudad de Luz y Verdad de Aguada, donde los feligreses forcejearon con los asaltantes e impidieron que los despojarán de sus pertenencias. En Manatí, hubo un intento de ‘carjacking’ en el estacionamiento de una iglesia a plena luz del día.
A nivel internacional, el ataque no se limita a las iglesias. El pasado jueves en un parque en Francia, un hombre sirio gritó “en nombre de Jesucristo” mientras acuchillaba a cinco niños de entre 22 meses y 3 años de edad bebés, algunos dentro de sus cochecitos.
“Por suerte, la mayoría de los incidentes en Puerto Rico han sido para robar y los feligreses han salido ilesos, pero cada vez son más agresivos y no les importa la vida de los demás, algo muy preocupante y que le deben prestar atención todos los que organizan eventos de toda índole, tanto civiles como religiosos”, concluyó Torres Meléndez.