Mientras las temperaturas e índices de calor en Puerto Rico siguen rompiendo récords, esta población lucha por sobrevivir en las calles y el Gobierno aún no tiene un plan de acción.
Día a día, Mayibel Castro Santiago busca cómo protegerse del calor extremo desde que se levanta hasta que se va a dormir. No es una tarea fácil, su pequeña cama está a la intemperie y durante el día deambula por la caliente zona urbana de Ponce, municipio que el mes pasado registró índices de calor de hasta 115 grados Fahrenheit.
La mujer de 36 años descansa cerca de la entrada de lo que fue una farmacia que cerró en la zona urbana en Ponce, cuya estructura está abandonada desde hace dos años. Hace un año forma parte de una comunidad compuesta por otras personas sin hogar, a los que considera su familia.
Mayibel es una de las 2,096 personas sin hogar en Puerto Rico, uno de los grupos demográficos más afectados por las históricas olas de calor que azotan al País desde el año pasado por causa del cambio climático y el calentamiento global. Las personas sin hogar son una de las poblaciones más vulnerables a las temperaturas extremas, ha dicho la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, según los entrevistados para esta investigación, son el segmento poblacional más ignorado por las autoridades gubernamentales.
No existe un plan aprobado, ni fondos asignados para lidiar con el problema, pese a que hay cuatro agencias del Gobierno de Puerto Rico mayormente responsables de proteger a esta población — el Departamento de la Familia, el Departamento de Salud, el Departamento de la Vivienda y el Concilio Multisectorial en Apoyo a la Población Sin Hogar adscrito a la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) —, reveló una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI). El Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático (CEACC) — creado por el Gobierno — propuso medidas para ayudar a las poblaciones vulnerables, incluyendo a las personas sin hogar a enfrentar el calor extremo desde septiembre de 2023, pero ninguna se ha puesto en vigor.
Lo único que hay en proceso es un plan para atender el sinhogarismo que ASSMCA comenzó a hacer desde enero 2023, no terminó, y encomendó en abril de 2024 a la compañía estadounidense de contabilidad y consultoría en desastres Horne, LLP a un costo de $120,804 entre los dos contratos. Los contratos otorgados para la tarea no precisan cuándo se terminará el plan, pero el segundo contrato tiene vigencia hasta diciembre de 2024, antes de que inicie el cambio de administración.
Mientras tanto, las personas sin hogar como Mayibel quedan desamparadas a la merced del calor extremo. En su caso, está el agravante de que su pueblo de residencia, Ponce, es el segundo municipio con mayor cantidad de personas sin hogar en el País, según el Conteo de Personas Sin Hogar en Puerto Rico de 2024.
Además de su cama, sus pertenencias están al aire libre, donde el sol azota sin piedad. Cuenta que se las ingenia para protegerse del sol y también de la lluvia. Usa un plástico que la tapa a ella y a su cama cuando llueve. A unos pasos de su área para dormir, está su silla de playa, debajo de un árbol donde Mayibel se resguarda del calor.
Mientras cuenta su historia, la mujer intenta que su perro Thunder salude, pero el animal no quiere salir de abajo de la cama donde se escondía del sol inclemente.
El calor está sofocante. El termómetro, que a las 7:00 a.m. leyó 82 grados Fahrenheit en el casco urbano de Ponce, ya marca los 102 grados Fahrenheit después del mediodía. Hay vigente una advertencia de calor del Servicio Nacional de Meteorología (SNM). Castro Santiago no deja de secar su rostro con un paño blanco.
Desde el 1 de enero al 20 de agosto de 2024, en Puerto Rico se han emitido 30 advertencias de calor excesivo y 80 avisos de calor. Mientras que para el mismo periodo el año pasado se emitieron 34 advertencias de calor excesivo y 77 avisos de calor.
“Mayormente cuando está bien caluroso, tratamos de buscar un lugar donde la sombra y el viento sople a nuestro favor. Como nos encontramos en una farmacia, pues el área del servicarro”, dice Mayibel. La temperatura en esa área es más baja por la dirección en la que sopla el viento y la sombra que regalan los árboles.
Las olas de calor pueden provocar la exacerbación de enfermedades crónicas y provocar condiciones de salud relacionadas a las altas temperaturas, como el agotamiento por calor, golpe de calor o calambres. El calor extremo, incluso, puede causar la muerte. Entre las poblaciones más vulnerables a sufrir los efectos del calor extremo, según la OMS, figuran las personas sin hogar, mujeres embarazadas, infantes y niños, trabajadores que laboran al aire libre y los adultos mayores.
El estrés por calor le arrebata la vida a más personas mundialmente cada día que cualquier otra causa de muerte relacionada al clima, y muchas de estas muertes ocurren en exteriores, dice la OMS.
El doctor Pablo Méndez Lázaro, catedrático asociado del Departamento de Salud Ambiental en la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y estudioso del tema, sostuvo que en Puerto Rico las muertes por calor están subestimadas porque se contabilizan solo causas directas, como el golpe de calor, cuando en realidad el calor extremo provoca mortalidad por otras condiciones como las cardiovasculares.
“Al final la causa de muerte es porque tenía un problema cardiovascular, claro, pero ese problema cardiovascular se vio exacerbado por las condiciones climáticas”, explicó.
“El episodio de calor lo que hace es que lleva tu sistema y tu organismo al límite. Y si ya tú tienes alguna condición de salud preexistente, esa condición de salud se va a ver exacerbada hasta tal punto que, lamentablemente, te puede llevar a fallecer”, agregó.
Este año, Mayibel ha sentido los efectos del calor al punto que su tía tuvo que llamar a un servicio de ambulancias para que la socorriera uno de esos días de temperatura extrema, aseguró.
“Me tuve que recostar porque me sentía bien mal, y era que tenía la presión, la tenía demasiado débil, y era tanta la calor. Por más que bebía líquido [no sentía mejoría], eso era algo insoportable”, expresó.
El doctor Andrés Calvo Díaz, médico internista, indicó que el calor extremo puede causar hipotensión o baja presión arterial por la deshidratación. Además, puede aumentar el pulso, lo que puede provocar arritmia.
“La calor hace que nos cansemos demasiado e incluso que no podamos dormir”, puntualizó Mayibel.
Las necesidades en la población sin hogar en Ponce se recrudecen debido al calor, aseguró Brenda Pérez Acevedo, coordinadora del Proyecto Sistema Coordinado de Entrada de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar, una organización sin fines de lucro que gestiona proyectos de vivienda y servicios para personas sin hogar.
“Tú puedes caminar por las calles, no hay árboles, pasas por el paseo Atocha [en el casco urbano de Ponce] y las localidades están cerradas”, sostuvo Pérez Acevedo.
Casi dos años trabajando un plan que aún no está listo
El calor extremo ya comenzó a tener efectos sobre la salud de las personas sin hogar de distintos puntos de la Isla, dijeron al CPI organizaciones que trabajan con esta población.
Las personas sin hogar, además de enfrentar el discrimen, lo que muchas veces les afecta en la búsqueda de un lugar donde tomar agua o resguardarse ante el calor, son susceptibles a deshidratación y a la exacerbación de enfermedades, según el doctor Calvo Díaz y la doctora Wanda Pacheco, quien dirige la Clínica Alternativa Integrada de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar.
A pesar de que las personas sin hogar son una de las poblaciones más vulnerables ante el calor extremo, Puerto Rico no tiene un protocolo o plan dirigido para evitar o mitigar el impacto de las altas temperaturas en su salud y bienestar, incluso cuando se espera que las mismas continúen aumentando ante los efectos del cambio climático, encontró el CPI.
Según la ley 130 de 2007, el Concilio Multisectorial en Apoyo a la Población Sin Hogar tiene el deber ministerial de atender las distintas situaciones por las que las personas sin hogar atraviesan diariamente, pero en los más de ocho años que lleva adscrito a la ASSMCA no ha producido ningún protocolo para proteger a las personas sin hogar, según Belinda Hill, directora ejecutiva de Solo por Hoy, Inc., organización que atiende el sinhogarismo en Puerto Rico.
El Concilio ni siquiera ha concluido un plan para atender el sinhogarismo, que lleva desde el 2023 trabajando. Luego de múltiples reuniones con organizaciones sin fines de lucro, en abril de este año, el Concilio contrató a Horne LLP, una compañía estadounidense de contabilidad que, a partir del huracán Katrina, que afectó particularmente Louisiana, diversificó sus servicios para entrar en la industria de la asistencia posdesastre. Según su propuesta de servicios para hacer el plan, su experiencia se basa en asistir a personas cuyas viviendas se afectaron debido a desastres, pero no especifica pericia en trabajar con poblaciones que, por diversas razones, están en las calles sin un techo. De hecho, las organizaciones que en Puerto Rico trabajan con estas poblaciones consultadas por el CPI no le reconocen ese expertise.
Desde 2018, las compañías Horne LLP y Horne Federal LLC, de los mismos dueños, han generado un total de $341.6 millones en contratos con distintas agencias del Gobierno de Puerto Rico. Horne LLP es el administrador de los fondos federales para la recuperación de desastres, conocidos como CDBG-DR, asignados al Departamento de la Vivienda de Puerto Rico.
Carmen Bonet, administradora de la ASSMCA, y Pedro Dedós, director ejecutivo del Concilio, no estuvieron disponibles para entrevista con el CPI para contestar preguntas sobre el borrador del Plan, las razones para la contratación de Horne para esta tarea, y las medidas específicas que están implementando, si alguna, para proteger a la población de personas sin hogar de los efectos del cambio climático, en particular del calor. En su lugar, Bonet envió declaraciones escritas en las que confirma que existe un borrador que está ante la consideración de los miembros del Concilio, pero no da detalles sobre su contenido ni detalles sobre las medidas que han tomado hasta el presente.
“[En el Plan] nos enfocamos en promover política pública, así como coordinar y colaborar con organizaciones, agencias y municipios que ofrecen servicios directos a la población sin hogar, incluyendo en situaciones críticas como las olas de calor”, sostuvo.
Sobre las medidas, Bonet indicó de manera general que han repartido agua y orientado “a las personas sin hogar” sobre dónde pueden conseguir refugio, alimentos o duchas en albergues de organizaciones sin fines de lucro.
Por su parte, el secretario de la Vivienda, William Rodríguez, indicó que su agencia reparte vales de vivienda para esta población a través del programa federal Rental Assistance Program, Continuum of Care PR- 502. No precisó cuántas personas sin hogar han obtenido un hogar bajo este programa. También, dijo que han entregado empaques con artículos de primera necesidad ante una ola de calor a sus participantes sin hogar.
El Departamento de Salud (DS) tampoco cuenta con un protocolo dirigido a esta población. Su portavoz, Lisdián Acevedo, indicó que la agencia no brinda servicios a las personas sin hogar y ningún funcionario de esa agencia estuvo disponible para hablar del tema.
Algunas medidas que pudieran ser de beneficio en medio de las olas de calor, como los centros de enfriamiento, y que fueron incluidas en el Plan de Mitigación, Adaptación y Resiliencia que presentó el CEACC ante la Legislatura en septiembre de 2023, están muy lejos de concretarse, ya que el mismo no fue evaluado en la pasada sesión legislativa y el presidente del Senado, José Luis Dalmau, relegó esa responsabilidad a los legisladores que sean electos en noviembre próximo.
En vista de las altas temperaturas, en varias ciudades de Estados Unidos se usan como centros de enfriamiento espacios públicos ya existentes como bibliotecas, centros comunitarios y estaciones de policía. Los centros de enfriamiento son instalaciones públicas con aire acondicionado donde las personas y familias pueden ir para aliviar los efectos del calor extremo.
El gobernador Pedro Pierluisi dijo por escrito que el DS “vigila de cerca este asunto y, de resultar en una emergencia, podría establecer recomendaciones para atajarlo”. Agregó que esta misma agencia realizó una evaluación de la viabilidad de las propuestas del Comité “para poder implementar acciones concretas de salud pública y atender la población ante la ola de calor”, pero no especificó cuáles ni cuándo se hará.
El impacto en la salud
Francisco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar, aseguró que el calor extremo está afectando la salud de la población a la que atienden, sobre todo en los adultos mayores y las personas con situaciones de salud física o mental. Contó que han tenido que llamar a emergencias médicas para llevarlos al hospital porque están deshidratados, se sienten mareados o muy débiles.
“Eso está pasando por toda la Isla”, aseguró.
Por su parte, Josué Maysonet Colón, director ejecutivo de La Fondita de Jesús, aseguró que el año pasado recibieron participantes mareados y con síntomas de golpe de calor, por lo que este año han trabajado con los participantes en la prevención y dándoles hidratación, evitando así emergencias.
Mayor impacto a la salud por el uso de sustancias y el calor
Por su parte, la doctora Wanda Pacheco, quien dirige la Clínica Alternativa Integrada de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar, aseguró que entre las consecuencias del calor extremo en esta población están la deshidratación y el empeoramiento de las úlceras, especialmente durante el verano.
Agregó que otras situaciones de salud se pueden exacerbar, como los catarros, que pueden complicarse y terminar en neumonía por la misma deshidratación.
“No importa su estado de salud, esta situación de calor es peligrosa para una persona que está o tomando medicamentos de salud mental o tomando medicamentos de uso de sustancias o también por el uso de sustancias. El calor exacerba la situación”, mencionó Rodríguez. Aunque no todas las personas sin hogar utilizan sustancias, las que sí las usan tienen un mayor riesgo de complicaciones a su salud.
El doctor Andrés Calvo, médico internista y especialista en medicina de adicciones, sostuvo que el uso de sustancias, incluyendo el alcohol, la nicotina, el cannabis, la cocaína y los opioides, pone a la persona en riesgo de complicaciones médicas, entre ellas la deshidratación. Agregó que el metabolismo de la persona puede acelerarse provocando que consuma más calorías de las que ingiere a través de los alimentos, lo que hace que el cuerpo tenga más estrés y consuma más energía.
“Personas que están sin hogar o que están sin techo, sin las facilidades necesarias, muchas veces tienen menor ingesta de comida y de hidratación y de agua, que es algo básico, y, pues se exponen a esos efectos directos de las sustancias a mayor riesgo”, al incrementar el calor, expresó.
Como consecuencia pueden sufrir un heatstroke o un golpe de calor, agregó.
Asimismo, Rodríguez dijo además, que hay estudios que evidencian cómo el calor afecta el estado de ánimo y agrava condiciones como la depresión y la ansiedad. Según la Asociación Americana de Psicología, las temperaturas elevadas pueden provocar aumento del estrés y ansiedad, irritabilidad y comportamientos agresivos, entre otros efectos.
El senador José Vargas Vidot, presidente de la Comisión de Iniciativas Comunitarias, Salud Me
ntal y Adicción, y experto en el manejo de esta población, dijo que el efecto del calor en las personas que usan sustancias “es el doble”.
“Hay una deshidratación típica de la mayoría de las sustancias. Por ejemplo, la benzodiacepina y los opioides hacen que se reseque la mucosa. La persona necesita más agua y tener mejor temperatura que cualquier otra persona, porque típicamente es un efecto natural secundario adverso de este tipo de medicamentos. Encima, la persona no tiene acceso a volumen hídrico, o sea a agua”, dijo.
Perfil de las personas sin hogar en Puerto Rico
El presidente de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar dijo que para el 2008, cuando su organización comenzó a trabajar una base de datos sobre las personas sin hogar en Puerto Rico, el 60% de la población era usuaria de drogas. Pero eso ha cambiado, dijo.
Indicó que la mayoría de las personas que viven en las calles es por asuntos económicos, como la pérdida de empleo o desahucios. Esto se ha visto, sobre todo, en los pasados 10 años.
Según el más reciente Conteo de Personas Sin Hogar en Puerto Rico 2024, se estima que hay 2,096 personas sin hogar en la Isla. A pesar de que hubo una leve reducción al comparar los números del 2022, aumentó la cantidad de personas que están viviendo en las calles por primera vez, con un 55.4% de las personas entrevistadas. Las razones mayores de estar en la calle por primera vez son consumo de drogas (41.9%), problemas familiares (34.3%), problemas financieros (16.9%), desempleo (15.9%) y problemas de salud mental (14.1%).
No hay plan para las personas sin hogar
El presidente ejecutivo de la Coalición de Coaliciones Pro Personas Sin Hogar aseguró que el Estado no ha tomado este asunto con la seriedad que amerita.
“No hay un plan que nos permita trabajar con esto de alguna manera. Así que las organizaciones, lo que estamos haciendo, es cada una haciendo lo que puede con los recursos que tiene”, sostuvo Rodríguez.
Agregó que la situación para las personas sin hogar se complica por los códigos de orden público, “donde no los quieren en lugares públicos tampoco” y “los castigan” por estar en dichos lugares. “Así es que no tienen donde estar, pero no pueden estar en el lugar público. Entonces, esto es palo si boga y palo si no boga”.
Según Rodríguez, la Coalición logró el año pasado la aprobación de una propuesta que le fue sometida al Departamento de la Vivienda, bajo el programa de fondos CDBG-DR, para hacer un plan de resiliencia comunitaria para las personas sin hogar. “Nos encontramos trabajando con ese tema, incluyendo obviamente el tema del calor, ante cómo prepararse y cómo cambiar el escenario y sobre todo el estigma en momentos de desastre”.
El director de La Fondita de Jesús coincidió con Rodríguez en que no existe un plan por parte del Gobierno que ayude a mitigar los efectos del calor en las personas sin hogar ni en otras poblaciones vulnerables, como lo son los adultos mayores que están en cama.
“No estamos solamente hablando de la ola de calor, sino que simultáneamente el sistema eléctrico no está funcionando. La mayoría de las comunidades vulnerabilizadas ahora trabajan con sistema de bombeo, o sea que si no hay luz, no hay agua, y, entonces, a la misma vez el calor extremo. Es como que todo ese tornado se mezcla”, expresó Maysonet Colón.
“En una persona que no cuenta con los recursos y ya tiene una vulnerabilidad en el sentido de salud, en el sentido económico, todos estos factores terminan, poco a poco, desgastando al ser humano hasta que lamentablemente muere”, agregó.
El director de La Fondita dijo que desde abril de este año se han triplicado los requerimientos de servicios de salud que ofrecen a las comunidades por medio de una unidad móvil que tienen.
Además, observó que desde el año pasado hay un aumento significativo en el uso de las instalaciones de La Fondita. Agregó que desde abril de este año, el uso de los servicios básicos allí se duplicó, lo que incluye el uso de las duchas, la búsqueda de agua y productos de higiene. Además, las personas sin hogar que antes se iban luego de recibir los servicios, ahora están pernoctando en una sala común que tienen en el patio.
“Específicamente con el asunto del calor, [las personas sin hogar] se quedan más tiempo debajo de los abanicos, hidratandose, participando en las diferentes actividades. Usan más lo que vienen siendo las duchas”, sostuvo Maysonet Colón.
Méndez Lázaro aseguró que hace falta el protocolo para atender los efectos del calor en las personas sin hogar. “Estamos siendo reactivos, no proactivos”.
La única propuesta formal se ha hecho en Puerto Rico para atender este asunto la hizo el Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático. El grupo de científicos propone, dentro del plan que sometió a la Legislatura, el establecimiento de al menos un centro de enfriamiento por municipio.
El doctor Rafael Méndez Tejeda, climatólogo y miembro del CEACC, dijo que en primer lugar se debe mejorar el sistema eléctrico del País “para poder brindarle a la gente espacio en donde pudiesen mitigar el calor”. Además explicó que se podrían usar rociadores de agua, como los que se utilizan en Europa y en parques de atracciones en Florida.
Mencionó, además, que los municipios pudiesen establecer lugares frescos en donde las personas puedan ir en las horas pico del calor.
“Tendríamos que mejorar el sistema energético para que la gente pueda usar el aire acondicionado y, si no tiene la posibilidad de un aire acondicionado, pueda ir a un centro comercial. Pero si la Autoridad de Energía [Eléctrica] o LUMA, nos dice: no pueden encender los aire acondicionados porque se consume mucha energía, pues también tenemos un grave problema”, advirtió.
“Las personas vulnerables, evidentemente, como siempre, son las más afectadas”, lamentó el climatólogo.
¿Qué se espera para los próximos meses?
Se espera que los meses de agosto y septiembre sean aún más calientes, según coincidieron los expertos Ernesto Morales, coordinador de Avisos del Servicio Nacional de Meteorología en San Juan, y Méndez Tejeda, catedrático de la Universidad de Puerto Rico.
Según Méndez Tejeda, podría haber muchos días con índices de calor de hasta 110 grados Fahrenheit.
“La razón de esto es que, si el agua que nos rodea no se enfría, no vamos a obtener una diferencia significativa”, explicó Morales.
Agregó que lo que ayuda a enfriar el océano son los huracanes, ya que al pasar un ciclón “empuja el agua caliente y sale agua más fría del fondo, lo que se conoce como afloramiento”.
“El problema es que hemos estado por tanto tiempo con estas aguas calientes que ya la profundidad de las aguas calientes ha crecido tanto que, por ejemplo, cuando pasó Beryl, no vimos ningún rastro de agua fría detrás de las áreas del afloramiento. Lo que quiere decir que no solamente el agua superficial está caliente, sino también las aguas profundas están calientes. Esto es muy preocupante porque no solamente nos afecta nuestras temperaturas, sino también afecta la vida marina”, dijo Morales.
Por otra parte, el agua caliente en el océano intensifica los huracanes, por lo que se proyecta que esta temporada de huracanes será hiperactiva, sostuvo.
“Los ciclones tropicales se alimentan y se intensifican a base de agua caliente. Lo que se necesita para que un sistema se intensifique o se organice son 80 grados o más. Y estamos hablando de que entre África y Puerto Rico las temperaturas están de 82 a 84 grados”, dijo.
“En las partes más llanitas, como La Parguera, [en Lajas] podemos ver que las temperaturas están en los 90 [grados Fahrenheit] o más, por tanto la energía está ahí. Si tenemos la energía en eso, pues podría estar afectando la intensificación de estos sistemas, a medida que pasan por nuestras aguas locales”, advirtió.
Luego del paso de la tormenta Ernesto, Puerto Rico experimentó días de mucho calor, como había pronosticado el SNM.
Por su parte, Méndez Tejeda aseguró que otro problema que influye en el calor extremo es el polvo del Sahara.
“El polvo del Sahara tiende a disminuir la precipitación. Y tiende a disminuir la precipitación, al igual que El Niño, pues hay más calor, las tormentas se forman menos, porque cuando se introduce el polvo del Sahara, éste absorbe la humedad”, explicó el climatólogo.