Estos medicamentos reducen riesgo a pacientes que sufran ataque cardíaco o derrame cerebral

Puntos destacados de la investigación:

En un análisis de más de 7000 supervivientes de un derrame cerebral, aquellos que tomaban un agonista del receptor del GLP1 o un medicamento inhibidor del SGLT2 tuvieron un menor riesgo posterior de sufrir un derrame cerebral o un ataque cardíaco o de morir, en comparación con aquellos a quienes no se les recetaron estos medicamentos durante un período de seguimiento de tres años.

En el análisis se utilizaron datos de salud del Proyecto de Epidemiología de Rochester recopilados entre 2000 y 2022. El primer medicamento GLP-1 se recetó a principios de 2006, y los autores incluyeron casos a partir de 2000 para aumentar la potencia del estudio, señalaron.

Nota: El estudio presentado en este comunicado de prensa es un resumen de investigación. Los resúmenes presentados en los encuentros científicos de la American Heart Association no fueron revisados por homólogos y los resultados se consideran preliminares hasta que se publiquen como artículos completos en una revista científica revisada por homólogos.

 

 

Los agonistas del receptor del GLP-1 y los inhibidores del SGLT2, dos clases de medicamentos que se recetan con mayor frecuencia para tratar la diabetes tipo 2 o la pérdida de peso, pueden reducir el riesgo de ataque cardíaco, de un segundo derrame cerebral o de muerte en adultos que sufrieron un derrame cerebral inicial, según un estudio preliminar que se presentará en las Sesiones Científicas de 2024 de la American Heart Association (la Asociación Americana del Corazón). El encuentro, que se celebrará entre el 16 y el 18 de noviembre de 2024 en Chicago, es un intercambio mundial de primer nivel de los últimos avances científicos, investigaciones y actualizaciones de la práctica clínica basadas en evidencia en la ciencia cardiovascular.

“Lamentablemente, una cuarta parte de las personas que sobreviven a un derrame cerebral sufrirá otro, y también corren el riesgo de sufrir otros episodios cardiovasculares, como un ataque cardíaco, ya que muchos de los factores de riesgo de un derrame cerebral también están relacionados con otras formas de enfermedad cardíaca”, afirmó el autor principal del estudio, M. Ali Sheffeh, M.D., médico de medicina interna e investigador de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota. “El control de estos riesgos, así como la búsqueda de nuevos enfoques para ayudar a reducir la probabilidad de otro accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o muerte entre esta población, son pasos fundamentales para aumentar la supervivencia a los derrames cerebrales y mejorar la calidad de vida de las personas que han sufrido un derrame cerebral”.

En este estudio, Sheffeh y sus colegas evaluaron si dos clases de medicamentos para tratar la diabetes tipo 2 están relacionadas con un menor riesgo de ataque cardíaco, derrame cerebral secundario o muerte en los supervivientes de un derrame cerebral.

Una de estas clases de medicamentos, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), trata la diabetes tipo 2 al estimular la liberación de insulina por el páncreas, retrasar el vaciamiento gástrico y disminuir la liberación de glucagón, una hormona del cuerpo que aumenta el azúcar en sangre.

Los medicamentos GLP-1 liraglutida y semaglutida, así como el GLP-1 dual y el polipéptido insulinotrópico independiente de la glucosa (GIP) tirzepatida, están aprobados por la Food & Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Medicamentos) de los Estados Unidos para la pérdida de peso y para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas obesas o con sobrepeso.

La otra clase de medicamentos, los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2), reducen los niveles de azúcar en sangre al inducir a los riñones a eliminar el exceso de glucosa del cuerpo a través de la orina. Los medicamentos SGLT2 canagliflozina, dapagliflozina, empagliflozina y ertugliflozina están aprobados por la FDA para el tratamiento de la diabetes tipo 2.

Para analizar el impacto de estas dos clases de medicamentos, este estudio revisó los registros médicos de más de 7000 adultos que sufrieron derrames cerebrales isquémicos o causados por coágulos, entre enero de 2000 y junio de 2022. Todos los participantes habían recibido atención para su derrame cerebral en hospitales de varios sistemas de salud en Minnesota o Wisconsin. Los investigadores evaluaron los resultados de las personas a las que se les recetó un medicamento GLP-1 o SGLT2 después de su derrame cerebral inicial para determinar si estos tenían un impacto potencial en el riesgo de un segundo derrame cerebral, un ataque cardíaco o muerte.

Tras un seguimiento promedio de tres años, el análisis determinó lo siguiente:

Los adultos que tomaban un GLP-1 o un SGLT2 tenían un riesgo un 74% menor de muerte y un riesgo un 84% menor de sufrir un ataque cardíaco.
Los adultos que tomaban un SGLT2 también tenían un riesgo un 67% menor de sufrir otro derrame cerebral.

Todos los riesgos disminuidos observados estaban presentes incluso cuando los investigadores tuvieron en cuenta otros factores que pueden haber afectado o aumentado el riesgo de algunos pacientes. Estos incluyeron la edad, el sexo, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes tipo 2, la enfermedad arterial periférica, la hiperlipidemia, la enfermedad renal crónica y antecedentes de ataque cardíaco o insuficiencia cardíaca.

Durante todo el período del estudio, la tasa de mortalidad entre los supervivientes de un derrame cerebral que tomaron un GLP-1 o un SGLT2 fue del 11,8%, en comparación con el 54% entre los pacientes que no tomaron ninguna de las dos clases de medicamento. La tasa de ataques cardíacos entre los pacientes que recibieron cualquiera de las dos clases de medicamento también fue del 1,5%, en comparación con el 6,1% entre los pacientes que no tomaron ninguna de las dos clases de medicamento.

La tasa de incidencia de otro derrame cerebral fue similar entre los pacientes que recibieron y los que no recibieron ninguno de los dos medicamentos: aproximadamente un 6%.

“Al comparar variables múltiples, todavía podemos concluir que el tratamiento con cualquiera de los dos medicamentos estuvo relacionado con un menor riesgo de derrame cerebral recurrente, aunque la tasa fue similar entre los pacientes que recibieron y los que no recibieron ninguno de los dos medicamentos”, dijo Sheffeh. Señaló que los medicamentos redujeron de manera significativa el riesgo de derrame cerebral recurrente en un análisis que comparó variables múltiples, entre ellos los factores de riesgo de derrame cerebral recurrente de los pacientes: edad, sexo, hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedad arterial periférica y antecedentes de ataque cardíaco o de insuficiencia cardíaca. Sin embargo, el riesgo de derrame cerebral recurrente no fue significativamente menor en un análisis que comparó el uso de medicamentos con el derrame cerebral recurrente y ninguna variable adicional.

“Los posibles efectos protectores de los medicamentos se ocultaron porque los integrantes del grupo de tratamiento pueden tener más características de alto riesgo que los pacientes que no tomaban ninguno de los medicamentos, lo que oculta cualquier efecto protector. Lo que hace el ajuste multivariado es tener en cuenta esas diferencias y extraer cualquier efecto independiente”, explicó Sheffeh. “Los resultados del estudio están en consonancia con otras investigaciones sobre el papel preventivo de estos medicamentos contra las enfermedades cardiovasculares en personas con obesidad o insuficiencia cardíaca”.

 

Los investigadores también realizaron un subanálisis de pacientes que tomaron los medicamentos durante al menos seis meses para confirmar si la relación de los medicamentos con un menor riesgo de ataque cardíaco, derrame cerebral recurrente y muerte podría atribuirse a los medicamentos. Los resultados fueron similares a los del estudio principal: los medicamentos se relacionaron con un menor riesgo de ataque cardíaco, derrame cerebral recurrente y muerte, señaló Sheffeh.

Antecedentes y detalles del estudio:

El estudio incluyó datos de salud de 7044 adultos ingresados ​​en un hospital por derrame cerebral isquémico agudo entre enero de 2000 y junio de 2022 en el Proyecto de Epidemiología de Rochester. La base de datos recopila datos de una colaboración de clínicas, hospitales y otros centros médicos, entre los que se incluyen Mayo Clinic, Olmstead Medical Center, Olmsted County Public Health Services y Zumbro Valley Health Center en Minnesota, así como el sistema Mayo Clinic Health en Wisconsin.

Los participantes tenían una edad promedio de 72 años; el 52% se autoidentificó como hombres y el 48% se autoidentificó como mujeres; el 94% se autoidentificó como adultos blancos, el 1,5%, como adultos negros, el 1,5%, como adultos asiáticos y el 3%, como adultos de “otra” raza.

Las limitaciones del estudio incluyen que el análisis se realizó con datos de salud de personas tratadas dentro de un sistema de salud en los EE. UU., y que la mayoría de los pacientes en el análisis eran blancos y de una zona geográfica específica, lo que implica que los resultados pueden no aplicarse a personas que viven en otros lugares o a personas de otras razas o grupos étnicos. Además, la base de datos no indicó la razón por la que se les recetó a los pacientes alguno de los medicamentos, aunque el 93 % de los pacientes que recibieron alguno de los medicamentos tenía diabetes tipo 2, señaló Sheffeh. Los investigadores tampoco pudieron evaluar la carga del derrame cerebral en cada paciente, dado que esta información no estaba disponible en la base de datos.

El derrame cerebral es una de las principales causas de discapacidad y la quinta causa principal de muerte en los EE. UU. Los derrames cerebrales isquémicos, que representan aproximadamente el 85% de todos los derrames cerebrales, son producto de una falta de flujo sanguíneo al cerebro debido a un coágulo. Esto ocurre cuando un vaso que suministra sangre al cerebro se obstruye debido a la placa, o depósitos de grasa, dentro de la pared del vaso. La placa puede provocar el estrechamiento de vasos, lo que inhibe el flujo sanguíneo, o puede provocar que un coágulo se desprenda en otra parte del cuerpo y se desplace a vasos más pequeños cerca del cerebro, donde provoca un bloqueo.

“Desde hace muchos años, hemos visto en ensayos controlados aleatorizados que los inhibidores del SGLT2 y los agonistas del receptor del GLP-1 tienen la capacidad de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que incluyen derrames cerebrales, ataque cardíacos y muerte. “Estos nuevos hallazgos coinciden con lo que esperábamos y hemos visto que estos resultados son evidentes en pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad y en pacientes con obesidad sin diabetes tipo 2”, afirmó Cheryl Bushnell, M.D., M.H.S., FAHA, profesora y vicepresidenta de Investigación en el Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de Wake Forest University en Winston-Salem, Carolina del Norte.

Bushnell preside el grupo de redacción de la Guía de 2024 para la prevención primaria de derrames cerebrales de la Asociación, que detalla una variedad de estrategias de prevención para personas sin antecedentes de derrame cerebral. La nueva guía brinda recomendaciones basadas en evidencia para estrategias para promover la salud cerebral y prevenir el derrame cerebral a lo largo de la vida de una persona al mejorar los hábitos de vida saludables y la atención preventiva.

Bushnell también destacó la capacidad de los agonistas del receptor del GLP-1 para disminuir la presión arterial y la formación de placa asociada a la aterosclerosis, que es un factor de riesgo de ataque cardíaco y derrame cerebral. “Otro mecanismo que podría ser muy importante para este estudio actual es que los agonistas del receptor del GLP-1 pueden disminuir la aglutinación de plaquetas sanguíneas, y eso, en sí mismo, podría reducir el riesgo de coagulación y conducir a un menor riesgo de derrame cerebral”, afirmó. “Necesitamos un ensayo clínico para saber si estos inhibidores del SGLT2 y agonistas del receptor del GLP-1 podrían realmente cambiar la práctica, el modo en que ayudamos a los pacientes a prevenir un segundo derrame cerebral o un derrame cerebral recurrente. Estos medicamentos podrían ser muy importantes, sin embargo, aún no tenemos esos datos”.

Los nombres de los coautores, los datos públicos y las fuentes de financiación se encuentran en el resumen.

Las afirmaciones y conclusiones de los estudios se presentan en los encuentros científicos de la American Heart Association son exclusivas de los autores del estudio y no reflejan necesariamente la política ni la posición de la Asociación. La Asociación no ofrece garantía de ningún tipo de su exactitud o fiabilidad. Las sinopsis que se presentan en los encuentros científicos de la Asociación no han sido revisadas por homólogos, sino que se han seleccionado por paneles de revisión independientes y se toman en consideración con base en su potencial para contribuir a la diversidad de los asuntos y puntos de vista científicos que se debatieron en el encuentro. Los hallazgos se consideran preliminares hasta que se publiquen como artículos completos en revistas científicas revisadas por homólogos.

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