Elon Musk, el dueño de X, la red social anteriormente conocida como Twitter, anunció esta semana que volverá a permitir anuncios políticos en la plataforma de cara a las elecciones presidenciales de 2024 en EE. UU. Se trata de una reversión de la prohibición impuesta en 2019, bajo la gestión anterior.
La medida tiene implicancias políticas de gran calibre en un país tan polarizado, a meses del inicio de las primarias, y abre la puerta para que candidatos bombardeen a los usuarios con propaganda electoral paga, apuntando a influir en sus preferencias.
El anuncio llega justo después del primer debate entre aspirantes republicanos, lo que anticipa una campaña con más dinero y menos regulaciones.
Resulta llamativo el giro de X respecto a la postura más restrictiva que tenía Twitter sobre estas prácticas. La anterior dirección consideraba que “el alcance de los mensajes políticos debe ganarse, no comprarse”. Ahora, con Musk al mando, la lógica cambió.
Si bien la empresa dice que mantendrá ciertas reglas contra información engañosa y contenidos dañinos, el mensaje es claro: en 2024 habrá menos filtros para la publicidad electoral en la red social.
Esto seguramente provocará críticas desde sectores que abogan por una moderación de los excesos en campañas políticas. Pero encaja con la postura libertaria de Musk sobre la libertad de expresión.
Lo cierto es que la política ya se cuece en las redes. Y X acaba de subir aún más la temperatura a las puertas de 2024.