Nunca es fácil escribir sobre un viejo amigo; hay cierta parcialidad, sea a favor o en contra. Es natural que así sea, particularmente cuando se trata de ilustrar sobre un ícono del deporte arecibeño y escuela para muchos: párvulos o experimentados. La sabiduría no llega por la edad sino con el tiempo y la paciencia…
Hablar, ¿o teclear?, de Eddie Jové me tomaría tiempo, espacio y cientos de líneas para describir a quién ustedes bien conocen a través de la radio. Ser fino, especial y poético en esta ocasión de nada me servirá, especialmente cuando él domina el verbo con espantosa facilidad; todavía…
No pretendo hacer una historia ni una proclama. Eso es para gente seria, conservadora y metódica. Es mejor dejar salir lo que dicta el corazón y describir al ser humano, que repasar la vida educativa y profesional de Eduardo Jové Torres.
Su innata creatividad, poder de convocatoria y deferencia cuando se trata de Capitanes, de los “Lobos que no existe” o el deporte de la región, le ubica en un sitial preferente en la estima de un pueblo; de la enorme audiencia que cada mañana le sintoniza a través de Única Radio. En ese grupo estoy yo, que desde que era nene -¡Perdona sabe!- le escuchaba en un radio transistor Panasonic bajo la almohada, allá en la calle Cristóbal Colón.
Y no es que Eddie sea tan de la tercera edad –bueno, debo ser honesto ¿No? – sino que lleva tanto tiempo en la radio que uno cree que es eterno; qué existió desde antes de la humanidad. Sobre cinco décadas seguidas de deportes matinales y uno se asombra en cómo lo hace…
Jové, como le dice su amada esposa Daly, no duerme. Se acuesta a las 2:00 ó 3:00 de la madrugada para levantarse a las 5:00 para su diaria alocución a las 7:00 por Unica Radio desde su casa en Higuillales. Las malas lenguas dicen que toma la siesta para compensar las horas de desvelo a eso de las 12:00 del mediodía para no morir de aburrimiento al escuchar Dugout. Sí es así no sería el único, pues en Camuy vive otro amigo que se duerme con mis comentarios. De paso, no es el Cano Rivera Toledo…
Eddie Jové es un ícono de la radio arecibeña con una hoja de servicio a la comunidad extraordinaria. No hay actividad deportiva de Arecibo y sus pueblos a la que no haga referencia, no importa la disciplina. Habla de eventos sociales, de campañas de recolección de fondos para causas justas y benéficas, del mundo culinario que cada domingo experimenta junto a su familia, de los niños discapacitados, del clima, de fragancias y modas, además coloca música de tríos mayormente o del folclor nuestro, y le encanta hablar –se le nota la nota cuando lo enfatiza- de los “mimados y engreídos” Laguneros de Los Ángeles e Indios de Cleveland, ahora Guardianes.
Mi compañero hace rato que pasó la curva de 80 y se acerca vertiginosamente al noveno escalón. Ahora cuando recibe con orgullo el cuidado del Medicare, el Seguro Social,de varias pastillas, analgésicos y vitaminas, aún prosigue como todo un paladín de la radio, que parece poseer más energías de espíritu que un dínamo nuclear, a pesar que su caminar es lento y pesarozo. Ya no frecuenta las canchas y parques como solía hacer ni tampoco puede guiar de noche; está pegado a la TV y paulatinamente aprende la navegación cibernética.
Ciertamente Eddie prestigia la profesión del comentario deportivo. Y como narrador de baloncesto, salvo Rivera Morales con su singular Divina Pastora, nadie en la región produjo más frases pegajosas que trascederán generaciones: “Cierro la nevera?; Gana Arecibo, Gana Arecibo, Gana Arecibo; Desde el muelle; Refrescante”, y otras que cautivaron a miles de seguidores.
La introducción del paso doble Arecibo delata su pasión por la Villa del Capitán Correa, a pesar que nació en el barrio Cunetas de Lares, y creo que fue por accidente. Once lustros y unos años extras, de anécdotas, noticias y muchas otras cosas, con seriedad, firmeza y un toque de buen humor su acostumbrado Panorama Deportivo, programa que establece la pauta para todos los demás; incluyéndome. Pero sobretodo siempre en defensa de un ideal, de un patrimonio y de un amor inconmensurable a este pedazo de tierra que se llama Arecibo.
Ojalá pudiera llegar a su edad y trabajar con el ímpetu y frenesí que Eddie le imprime a lo que bien hace. Esto lo digo con mucho respeto y admiración por su vocación y entrega.
Eddie: estas notas en 366 son de todo corazón a nombre de un pueblo y su gente, que te valora y quiere. Y seguiremos junto a Paco Torres en la batalla para que antes que te canten la falta de salida en el juego de la vida puedas entrar por la puerta ancha del Salón de la Fama del Deporte Puertorriqueño y que tus nietos, hijos y familia puedan saborear ese momento junto a tu comarca en Arecibo.