[Para el 2050] Barceloneta Loíza y Cataño se convertirán en islotes por la erosión costera, señala exsecretario del DRNA

En la mañana de hoy dio inicio la Tercera Cumbre de Erosión Costera, iniciativa del Municipio de Loíza, donde se concentran especialistas en el tema, quienes presentan ponencias para exponer la realidad del cambio climático, y en el caso particular de Loíza, se señala la realidad de las comunidades que viven a orillas del mar. Una de las presentaciones efectuadas durante la mañana, fue la del Dr. Carlos M. Padín Bibiloni, director del Programa Graduado de Ciencias Ambientales de la Universidad Ana. G. Méndez (UAGM), recinto de Gurabo. Padín es además miembro del Comité de Expertos y Asesores en Cambio Climático (CEACC).

“Hay una realidad que vamos a vivir todos, si no se toman acciones urgentes: con el paso del tiempo, la erosión costera va a causar que tanto Loíza, Cataño y Barceloneta se convertirán en islotes por la erosión costera, así de seria es esta situación”, señaló Padín en su ponencia denominada ‘Erosión Costera en Puerto Rico y el Caribe: Causas, Impactos y Estrategias de Mitigación’.

En la misma, se analizó el impacto de la erosión costera en Puerto Rico y el Caribe, señalando principales causas que afectan la estabilidad de las costas en esta región. Uno de los factores clave es el impacto causado por los frentes fríos, el papel de los ciclones tropicales, cuyos vientos intensos y marejada ciclónica, afectan directamente las costas, desgastando el terreno y provocando desplazamientos de arena y sedimentos.

De hecho, incluso la posición de la luna influye en las mareas, lo que contribuye a intensificar el impacto de las olas y acelerar el proceso de erosión. Para mitigar estos impactos, se proponen soluciones como: la construcción de barreras naturales, manglares y arrecifes de coral, que actúan como protectores naturales ante la fuerza de las olas. Padín además discutió la importancia de implementar políticas de manejo costero sostenible, que incluyan la restauración de playas y la creación de zonas de amortiguamiento.

Con relación a las alternativas disponibles, por ejemplo, la restauración de playas mediante reposición de arena para compensar la erosión, tiene un costo aproximado de $15 a $40 por metro cúbico. “Por ejemplo, ya se hace restauración de playas en Barcelona, España. De igual manera, se hacen actividades de restauración de manglares en la Bahía de Manila en Filipinas, y restauración de humedales y manglares para absorber las olas. Por ejemplo los manglares  pueden reducir la altura de las olas en un 66% por cada 100 metros de ancho”, señaló el especialista.

En el caso de las dunas artificiales, son barreras naturales contra las tormentas y ya se hacen en la costa de Holanda. Con relación a los rompeolas, son estructuras para disipar la energía de las olas, cuyo costo puede estar entre $4,000 a $10,000 por metro lineal, como se hace en Galveston, Texas. Por otro lado, los muros de contención, como barreras para evitar la inundación, er realizan actualmente en Nueva Orleans, estado de Luisiana, para proteger zonas bajas, aunque si costo es de $1 a $5 millones por kilómetro. En los Países Bajos, también se trabaja en la elevación de terrenos, la altura de la tierra para reducir el riesgo de inundación.

“Hay opciones adicionales, como las estructuras que ayudan a reducir la erosión, prevenir inundaciones y minimizar daños en áreas urbanas y rurales costeras. Los diques y malecones, son barreras artificiales que bloquean la entrada del agua a las ciudades y terrenos agrícolas, y los muros de contención y rompeolas son estructuras que disipan la energía de las olas y protegen las costas de la erosión”, expuso Padín.

Otra de las realidades es la necesidad de trasladar las poblaciones en riesgo a zonas más seguras, con planes de reubicación progresiva y asistencia económica y social, así como la eliminación de asentamientos en áreas críticas para restaurar ecosistemas naturales. “Por ejemplo, en Alaska, ya algunas comunidades indígenas están siendo reubicadas debido a la erosión costera extrema y en Nueva York, después del huracán Sandy, se implementaron parques inundables y sistemas de drenaje innovadores. Hay que anticiparse  a los eventos extremos permite reducir los daños y salvar vidas”, finalizó.

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